Medidas para intentar reducir la creciente siniestralidad en la AP-7, desde que se levantaron las barreras de los peajes, el 1 de septiembre de 2021

El Servicio Catalán de Tráfico y el Ministerio de Transportes acordaron rebajar el límite de velocidad de 120 a 100 km/h en varios puntos de la AP-7, así como avanzar hacia la velocidad variable e instalar un radar por tramo, con el objetivo de reducir el número de accidentes.
La densidad ha crecido entre un 40-50% desde que la AP-7 ya no es de pago, junto a la AP-2, la C-32 y la C-33, lo que supone que haya dejado de ser de facto una vía rápida.
La mortalidad en la AP-7 ha incrementado en un 17%, lo que agrava la situación de falta de seguridad vial en las carreteras catalanas, donde existen diferentes puntos negros desde hace años y no se actúa, supuestamente por carencia de recursos económicos. Por otra parte, hoy se ha anunciado por parte de la Generalitat el fin del peaje a la sombra del eje transversal, rescatando la C-25 con el pago ayer en Cedinsa de 479 millones de euros, con dinero proveniente de la tesorería y no con créditos, de los cuales, unos 120 millones se considerarán como inversión.